No todo son estrellas en la guía Michelin
- lauramanuelacocina
- 12 ago 2024
- 3 Min. de lectura
Cuando pensamos en la Guía Michelin, es fácil imaginar un universo culinario donde todo es perfecto, los platos son pequeñas obras de arte y los chefs parecen magos de la gastronomía. Pero las estrellas Michelin han sido objeto de críticas, y aunque no estoy precisamente de acuerdo con todas, aquí te dejo las tres más comentadas:
1. Demasiadas reglas, poca innovación
La Guía Michelin puede ser un poco rígida. Según un artículo del Washington Post de 2023: "Inhibe la innovación tanto como la apoya, ya que los chefs se dan cuenta de que podrían ser penalizados si se desvían demasiado de lo establecido". Los estándares son tan altos y específicos que algunos restaurantes, aunque son excelentes, no logran cumplir con todas las expectativas y si algún restaurante se sale mucho de la tendencia Michelin, o genere algún tipo de polémica por más renombre que tenga no tiene chance alguno de tener una estrella. Lo asemejo a bailar ballet con un corsé: puedes brillar, pero no sin sentirte restringido por lo apretado.
2. Favoritismo hacia la cocina francesa
Existe otro fogón en el supuesto favoritismo de la guía hacia los chefs y la cocina francesa. Es cierto que Francia es el país con más estrellas Michelin, pero ¿acaso no lo merece? Después de todo, la gastronomía francesa es la cuna de muchas técnicas y tradiciones culinarias que hoy en día se enseñan en todo el mundo, pero todas las estrellas son muy bien recibidas en los países que están presentes.
En mi experiencia, a los restaurantes que he ido de estrellas Michelin en Francia, todos han sido una experiencia sobrenatural, no solo por la comida sino por el servicio y la importancia que le dan a todos los detalles. Después de todo el idioma de la cocina se habla mejor en la cuna, ¿no?.
Si la Guía Michelin nació en Francia, es natural que el país tenga una relación especial con ella.
3. El misterio de los inspectores
Finalmente, hay quienes critican el halo de misterio que rodea a los inspectores Michelin. No se sabe quiénes son, cómo operan, ni cuáles son las reglas exactas que siguen, hay algunos parámetros pero son muy generales, lo más que sé personalmente de los inspectores son las referencias en películas de cocina, como que llegan en parejas a los restaurantes, son personas de edad madura, debieron haber estudiado gastronomía o hostelería y tener más de 10 años de experiencia.
Esto ha llevado a algunos a pensar que todo es un juego de azar. Pero, ¿no es parte de la magia? La idea de que un inspector podría estar en cualquier mesa cercana añade una dosis de emoción al proceso. Y aunque mantener una estrella puede ser más angustiante que ganársela, es un sacrificio que muchos chefs están dispuestos a hacer.
El peso de la excelencia
Al final del día, la Guía Michelin sigue siendo un símbolo de excelencia culinaria. Sí, tiene sus críticas, pero es imposible negar que sigue siendo un referente mundial. Los restaurantes que logran una estrella, dos o tres, no solo han alcanzado un alto nivel, sino que lo han mantenido y han logrado un estrellato inigualable con mesas llenas agendadas hasta por años consecutivos. Y eso, es algo digno de admirar. La Guía Michelin puede no ser perfecta, pero sigue siendo un faro en el mundo de la gastronomía, donde sus puntos positivos hablan mucho más alto que sus negativos.
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